Así te demuestra tu gato que está aburrido

Del mismo modo que nos ocurre a los humanos, los gatos también se pueden aburrir si no tienen los estímulos suficientes. Si tu mascota está «modo zombie», deambulando por la casa sin ningún tipo de interés por las cosas, incluida la comida, es una clara señal de que no está recibiendo la actividad que necesita, tanto a nivel físico como mental.

Si el nivel de aburrimiento llega a un punto extremo, es muy probable que el gato adopte una actitud destructiva y comience a morder y arañar los muebles, a tirar las cosas al suelo, a comer de manera impulsiva por ansiedad… Esto puede afectar negativamente a su salud, así que es importante conocer las causas por las que el gato está aburrido y qué hacer al respecto.

Síntomas de un gato aburrido

Los gatos son animales muy limpios, pero cuando su rutina de acicalamiento aumenta, puede ser una señal de que algo no marcha bien. Cuando están aburridos pueden lamerse de forma compulsiva, hasta el punto de hacerse calvas en el pelo. Más allá de los daños en el pelaje, es una conducta que resulta muy estresante para ellos, y si se mantiene con el paso del tiempo puede derivar en una depresión.

Cuando los gatos se aburren, pueden comer más de lo normal. Al igual que los humanos comemos por ansiedad o estrés, ellos también se ven impulsados a comer para paliar el aburrimiento. Sin embargo, esta no es una solución sana porque a largo plazo los gatos pueden sufrir obesidad.

Si por algo son bien conocidos los gatos es por ser muy dormilones. Pueden pasarse hasta 15 y 16 horas durmiendo cuando son adultos, repartidas en pequeñas siestas a lo largo del día. Cuando no disfrutan de ninguna actividad que los estimule, es normal que duerman más.

A todo esto hay que sumar los problemas de comportamiento. Hay veces en las que los gatos destrozan todo lo que hay a su paso por simple aburrimiento. Si hay otras mascotas en casas, también pueden acecharlas.

La mejor forma de evitar que el gato esté aburrido es dedicar tiempo de calidad a jugar con él todos los días. Uno de los juguetes que más le gustan es la caña de pescar. Aunque los rascadores le pueden distraer un rato, también necesita interacción real. Además, conviene enriquecerle el día a día con estímulos que no haya conocido anteriormente, como actividades o música.